En el marco del Foro de Inversión de Riesgo e Inversión de impacto que se realiza en Bolivia, Nueva Economía, revista boliviana conversó con Paola Fonseca, Directora de Impacto de VIVA Idea, sobre inversión de impacto y la necesidad de contextualizar su aplicación en la región.
El término inversión de impacto es algo nuevo, pero el concepto detrás es bastante antiguo. Según contó Paola Fonseca, experta en el tema y directora de Impacto en VIVA Idea, organización consultora de investigación y acción en comunidades excluidas y contextos de informalidad hacia la inclusión social, siempre ha habido un mercado financiero en el mundo y con él Inversionistas que siempre han tenido la conciencia de no invertir en empresas que generaban impactos negativos, como el comercio de esclavos o de especies en extinción. De hecho, los grandes bancos del mundo, que fueron fundados por Cuáqueros, en sus estatutos iniciales hacían referencia a la inversión responsable.
Dentro de la gran “piscina” de oportunidades que ofrecen las finanzas sostenibles, la inversión de impacto es solo una pequeña parte y para que sea reconocida como tal, Fonseca señaló que debe cumplir tres características principales.
Tener una rentabilidad social, ambiental y monetaria. Si se trata sólo de dinero que se le da a una empresa no es inversión de impacto sino un subsidio. Si un inversor da dinero a una empresa y obtiene una rentabilidad financiera muy buena, no es inversión de impacto, sino una inversión regular. Además de lo anterior, la inversión de impacto debe tener dos tipos de retornos.
En segundo lugar, el impacto que se genera tiene que medirse y debe haber una transparencia en el reporte de ese impacto.
La tercera característica es que tiene que se intencional. “Si en el camino alguien se topa con hacer inversión de impacto, pues no es inversión de impacto en su definición tradicional.
También debe tomarse en cuenta que la clave es el contexto, porque lo que es inversión de impacto en Bolivia puede no serlo en Alemania, por ejemplo”, agregó la experta. Cabe recalcar que no existe un ente estatal en Latinoamérica o en Bolivia que determine la forma en la que se reporta.
Sin embargo, si hay varias organizaciones en el mundo que son líderes en establecer estándares contables y que han emitido su pronunciamiento o sus lineamientos para apoyar con la medición de impacto, como IFRS.
A nivel global, Fonseca indicó que el dinero disponible para inversión de impacto llegó en 2022 sumó más de 1 billón 164 mil millones de dólares a nivel global (US$ 1.164.000.000.000). De este total, a Latinoamérica llegan, más o menos, unos cuatro mil ochocientos millones de dólares (US$4,800,000,000). “Sin embargo, existen muchas críticas al medir cuánto de ese dinero es realmente destinado a inversión de impacto, porque, como comentaba, el impacto es contextual y puede ser que, en realidad, haya más o incluso menos fondos”, agregó.
Avances en la región
De acuerdo con la entrevistada, en Latinoamérica existen casos muy famosos en el tema de inversión de impacto. Dos grandes ejemplos son Natura, de Brasil, y Betterfly, empresa emergente chilena de beneficios para trabajadores y clientes de empresas, entre ellos, seguros, telemedicina, sesiones terapéuticas. “También se pueden encontrar muchos otros ejemplos más pequeños. incluso en Bolivia, pero la medición de ese impacto, y si realmente se trata de casos que cumplen con todo lo que es inversión de impacto, es un tema que todavía está en discusión. Actualmente, la región también tiene la oportunidad de generar procesos de inversión muy apetecibles”, subrayó.
Impactos positivos
“Para poder cerrar la brecha financiera de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), necesitaríamos cambiar sólo el 1% del capital que se mueve en el mundo. En este sentido, se han puesto a los ODS como norte, es decir, como un estándar para 191 países por un proceso de validación global, se trata de un proceso gigante nunca antes hecho en el mundo. Lamentablemente, una de las razones para que los ODS no se cumplan es porque los gobiernos no tienen dinero para implementarlos y es en este punto, justamente, donde entra la inversión de impacto, junto a las finanzas sostenibles, para aportar una solución de mercado. Se trata de capital privado que está generando valor monetario a la economía; pero, a la vez, está ayudando a cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible con el impacto”, finalizó la experta.