Un proceso de identificación y creación de iniciativas locales de fortalecimiento comunitario fue realizado en la zona norte de Costa Rica con metodologías que VIVA Idea puso en práctica en un proyecto de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) con financiación de USAID.
La iniciativa “Yo aporto a mi comunidad” reunió a cerca de 40 participantes de los cantones de Upala, Guatuso y San Carlos y a organizaciones presentes en la zona, como municipalidades, universidades, cooperativas e instituciones públicas.
Entre las instituciones participantes estuvieron la Dirección Nacional de Desarrollo de la Comunidad (DINADECO), la Oficina de la Mujer de la Municipalidad de Guatuso, el Instituto Nacional de Desarrollo Rural (INDER), la Universidad Técnica Nacional (UTN), Asociación de Productores de CACAO, síndicas, regidoras y líderes comunales de la zona norte.
La idea original era crear un programa de innovación social que permita generar iniciativas desde las personas migrantes de la zona. Sin embargo, Fernanda Achá, líder de proyectos de VIVA Idea, relató que se buscó algo más integrador y participativo. “Fuimos más allá de hacer un programa de innovación social, pensamos sobre la problemática local que nos externó la OIM y nos dimos cuenta que teníamos que promover la incorporación de la persona migrante como un recurso clave e importante para la comunidad que genera un progreso y un aporte al bienestar de la propia comunidad”.
El proceso identificado por VIVA Idea fue conducido por el director ejecutivo Urs Jäger, investigador, doctorado en Gestión del Cambio Estratégico de la Universidad St. Gallen, profesor en INCAE Business School, que aglutinó varias de las metodologías y herramientas que utiliza VIVA Idea en procesos sociales para formar un programa de formación, capacitación y liderazgo estratégico con las personas participantes.
En primer lugar, se buscó identificar el desafío que las personas y organizaciones de la zona norte enfrentan a partir de la situación local, tanto por el entorno de pobreza como de la presencia de personas migrantes. El análisis realizado a partir de los resultados del Índice de Progreso Social (IPS) de la municipalidad de San Carlos que encontró que “modelos colaborativos tienden a generar un mejor resultado de progreso social y, por ende, tiene un alto potencial para generar un cambio positivo para la comunidad”, según constató Jaime García, director para América Latina del Social Progress Imperative.
Como segundo paso se identificaron oportunidades y la posibilidad de co-creación de ideas. Para ello las y los participantes exploraron las oportunidades existentes en contextos de pobreza e informalidad e identificaron recursos que ya existen en el contexto para el diseño de nuevas idea colaborativas. En esta etapa se utilizó el marco de “Cinco capitales”, herramienta identificada por Ted London y el propio Urs Jäger bajo el concepto de cocreación: en contraste con el enfoque unidireccional de la transferencia, al buscar lo que funciona en los mercados de bajos ingresos con los propios miembros de ese mercado, se identifican y aprovechan los activos existentes conjuntamente, cocreando soluciones innovadoras.
Una vez identificadas esas iniciativas posibles a partir de recursos existentes, se definieron agendas colectivas para diversos grupos de trabajo, una por cada iniciativa a desarrollar en el proceso. Con la metodología de Bluetools, se mapearon tanto los recursos como las iniciativas existentes para identificar las tendencias en la propia zona y su contexto nacional e internacional.
De esa manera, además, con base en esa agenda cada grupo generó un plan de acción que les permitió profundizar y fortalecer sus soluciones y establecer pasos a seguir para el desarrollo de la iniciativa.
Allí se realizó una introducción al concepto de iniciativas colaborativas desde un enfoque de liderazgo y gobernanza, como el trabajo comunitario. Basado en estos conceptos las personas participantes estructuraron las soluciones que ofrecería cada iniciativa a la problemática inicial identificada.
Por último, el proceso sirvió de espacio para la presentación de iniciativas. “No solamente hicimos una presentación ante un inversionista, sino que fomentamos a que las propias organizaciones invitaran a personas claves y que en el punto del cierre del programa se formara un punto de conexión para la siguiente fase de implementación de sus iniciativas, que ya la tendrán que hacer los propios protagonistas”, dijo Fernanda Achá.
La metodología utilizada es escalable y se puede llevar a otros territorios para que puedan vincular otros actores entre sí a nivel local. Esto permitó ver el empoderamiento de las personas que participaron en el programa, no solamente que reconocieron un problema y sus interconexiones, sino que comenzaron a darle forma a una solución que vinculaba a la población migrante y a toda la sociedad, identificando sus aliados estratégicos y, a partir de allí, construir una solución con alto impacto y sostenibilidad en el tiempo.