En el panorama actual, la inversión de impacto emerge como un catalizador clave para abordar desafíos sociales y ambientales mientras se busca un retorno financiero. Este enfoque va más allá de minimizar riesgos; es una iniciativa proactiva para impulsar soluciones a los problemas que enfrenta nuestra sociedad. En el corazón de este movimiento se encuentra el espectro de capital, que abarca desde inversiones tradicionales hasta filantropía pura, y en el centro de esta escala se encuentra la Economía de Impacto.
Shannon Music, Directora de Operaciones y Alianzas Estratégicas de VIVA Idea y co-chair de la Plataforma de Inversión de Impacto Centroamericana (PiiC), fue una de las conferenciastas principales en el Foro “Educar para transformar la realidad: inversión de impacto en el mundo de la educación”, realizado en San José de Costa Rica el 22 de noviembre de 2023, en las instalaciones de la Fundación Omar Dengo.
Destacó que la inversión de impacto se distingue por su enfoque en evadir daños, beneficiar a todos los actores y contribuir activamente a soluciones. Según Music, “es una inversión activa y consciente en soluciones a los problemas que enfrentamos como sociedad.”
Dentro de esta categoría, surgieron diferencias como las inversiones “finance-first”, que buscaban retornos competitivos, y las “impact-first”, dispuestas a sacrificar parte del retorno financiero por un mayor impacto social o ambiental. En palabras de Music, “estamos presenciando una diversidad significativa en la inversión de impacto, desde aquellas centradas en retornos financieros competitivos hasta las que priorizan el impacto social y ambiental sobre los beneficios económicos.”
Según el Global Impact Investment Network (GIIN), la inversión de impacto debía cumplir tres criterios fundamentales: intencionalidad, expectativa de retorno y medición de impacto. Music destacó la intencionalidad como un compromiso inicial con soluciones positivas y subrayó la importancia de la expectativa de retorno, señalando que, “a diferencia de la filantropía, la inversión de impacto opera bajo la expectativa de obtener un retorno financiero, aunque este sea modesto o por debajo del mercado.” En relación con la medición de impacto, Music enfatizó que “establecer métricas claras antes de realizar la inversión, monitorear el desempeño a lo largo del tiempo y reportar los resultados es esencial para demostrar la efectividad de estas inversiones.”
En ese sentido, Music, también integrante del Board of Trustees del Global Steering group for Impact Investing (GSG), mostró que la inversión con intención de generar impacto puede tener distintas formas y que muchas veces es más un espectro que una descripción. Es decir que puede haber diversos fondos que estén más relacionados con filantropía, inversión orientada al impacto, inversión sostenible, responsable o inversión tradicional.
En contextos como América Latina, y específicamente en Costa Rica, la inversión de impacto a menudo se manifestaba en formas diversas. Ejemplos como Kingo en Guatemala ilustran cómo empresas podían generar un impacto significativo sin identificarse explícitamente como sociales. Music comentó que “es importante reconocer que la inversión de impacto no siempre se presenta en su forma pura o perfecta en nuestra región. Aunque nos esforzamos por cumplir con estándares internacionales, también adaptamos estos conceptos para lograr objetivos locales sin crear barreras descontextualizadas.”
En cuanto a la educación, la inversión de impacto puede desempeñar un papel vital. Con la necesidad de duplicar la inversión en educación en países de ingreso bajo y medio-bajo hasta el 2030, los actores privados pueden llenar la brecha de financiamiento. Music subrayó que “la inversión de impacto en educación no solo era una oportunidad financiera, sino también una oportunidad para transformar vidas y comunidades.”
Para avanzar en este sentido en Costa Rica, es esencial redefinir la educación como algo más amplio que las materias tradicionales. Music abogó por “pensar en las materias STEAM y habilidades para el siglo XXI” y destacó la importancia de “acercarnos a las comunidades y asegurarnos de entender bien sus necesidades”. También instó a “apoyarnos en PYMEs y organizaciones que ya están generando resultados concretos, aprovechar la tecnología para escalar soluciones y asegurar la conectividad para facilitar estos avances.”
En resumen, la inversión de impacto puede ser el motor que impulsa la transformación educativa en Costa Rica y América Latina. Al considerarnos parte de un ecosistema en desarrollo, identificando sinergias y oportunidades, podemos liderar un cambio significativo.
Music concluyó con un llamado a la acción: “Les convoco a ser pioneros, a ser los innovadores que se atreven a pensar diferente, a ser los educadores que inspiran y los inversores que creen en el poder transformador de la educación. Porque la educación no solo era una responsabilidad, sino nuestra más grande esperanza.”
El Foro “Educar para transformar la realidad: inversión de impacto en el mundo de la educación” fue organizado por Fundación Omar Dengo, con la colaboración de VIVA Idea y con la participación de la Plataforma de Inversión de Impacto en Centroamérica (PiiC), CISCO, Fundación Caricaco, Kirchner Impact Foundation y Swisscontact en Guatemala.
Además, de Shannon Music, expusieron en el Foro el embajador de Corea en Costa Rica, Jinhae Kim, Marcelo Carvajal, gerente general de la Fundación Omar Dengo, así como un panel moderado por Fernando Francia, coordinador de comunicaciones de VIVA Idea, con la participación de Paola Fonseca, directora de Impacto de VIVA Idea, Abigail Napsuciale, directora en Costa Rica de Kirchner Impact Foundation, Mauricio Miranda, gerente de Fundación Caricaco, Andrea Mazariego, directora de proyectos de Swisscontact en Guatemala, Elena Carreras, directora de Desarrollos Educativos en la Fundación Omar Dengo.